viernes, 13 de junio de 2008

Reflexion sobre el género narración

En su texto Nuevas Tesis sobre el Cuento, Ricardo Piglia va a decir que “El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado y como ausente en la sucesión clara los hechos. Y va a determinar que; “un cuento siempre cuenta dos historias”, es decir, que todo relato visible esconde un relato secreto.
Un cuento se sustenta de las experiencias, sensaciones, la creatividad y el ingenio que el cuentista pueda generar, pero para que todos estos elementos cobren vida es necesaria la imaginación del lector. Los lectores son los que permiten que las historias sigan existiendo.
Este bloque fue mucho más intenso en cuanto a los sentimientos, dado qué en los distintos ejercicios de narración fue preciso utilizar nuestras propias experiencias. A esto quería llegar, el cuento es un género muy distinto a la entrevista o crónica; personalmente sentí una desestructuración a la hora narrar, no se ponen en juego elementos verídicos o informativos, sino que uno puede trabajar de una manera más libre desde la descripción, la creatividad y la imaginación, para generar textos maravillosos.
Hoy en día el arte de narrar como dice Benjamin en El narrador está perdiendo protagonismo, “todos esos productos de esfuerzos duraderos y llenos de renunciamientos, están en trance de desaparecer, y ya ha pasado el tiempo en que el tiempo no se contaba. El hombre de hoy ya no trabaja sino en aquello que puede hacer más rápido. El hombre de hoy logró abreviar el relato”.
Es por esto que el cuento tomo un giro importante. En el Renacimiento la originalidad narrativa radicaba en la novedosa reelaboración de anécdotas tradicionales: se derivaban cuentos de las vertientes folklóricas u orales. La repetición de temas conocidos por el público era uno de los elementos más apreciados en este tipo de narraciones.
En cambio hoy en día, el cuento moderno responde a la singularidad, Jaime Rest lo enuncia de manera; “cada cuento pertenece exclusivamente a su autor, estas producciones individuales reniegan del pasado; no quieren tener más antecedentes que su único inventor”.
Es cuento pese a que en la modernidad es de carácter personal, lo importante es que siga circulando y persistiendo en cada uno para que de esa manera pueda ser transmitido y no pierda su esencia.

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